La construcción del mausoleo romano es una práctica que comenzó a popularizarse entre las familias más ricas de Roma a principios del periodo imperial (siglo I d.C.) . La finalidad de este no era únicamente la de albergar los restos del difunto en cuya memoria se levantaba el mausoleo, sino que también estaba destinado a ser utilizado como un espacio sacro dedicado a dicho difunto. Este edificio también sirvió como lugar de enterramiento para los demás miembros de la familia, tal y como siguen funcionando los panteones familiares hoy en día.

No es de extrañar que con la popularización del mausoleo dentro del rito funerario romano, los emperadores romanos aprovechasen la utilidad de este tipo de edificio para ayudarles a construir y cimentar su propia figura como emperador. Como ya he mencionado, este tipo de edificio se utilizó a modo de santuario para rendir culto al difunto, la única diferencia de estos dos edificios respecto al resto de mausoleos es que poseían unas dimensiones colosales con la finalidad de simbolizar el poder del emperador romano difunto. Sirvieron también para la práctica del culto a la memoria de los emperadores por parte de los ciudadanos romanos y también para albergar los restos de los sucesores de cada una de las dinastías, de tal modo que el mausoleo de Augusto sirvió para enterrar a los miembros de la dinastía Julio-Claudia, y el de Adriano para los miembros de la dinastía Antonina.

Augusto ordenó la construcción del mausoleo en el 29 a.C. momento en el que acababa de regresar a Roma tras derrotar a Marco Antonio en Egipto. La obra fue llevada a cabo en los Campos de Marte, dentro del pomerium de Roma, por lo que necesitó un permiso especial del Senado para llevar a cabo la obra. La elección de una planta circular por Augusto se debe a la la inspiración de este tras el paso por Alejandría y a la visita de la tumba de Alejandro Magno, supuestamente de planta circular. Vemos aquí otro nuevo elemento relacionado con la construcción de todo el imaginario vinculado a la idea de Imperio. En aquel entonces, desde fuera se podía apreciar dos grandes estructuras cilíndricas pavimentadas con marmol, separados por un anillo en forma de terraplén, donde se sembró una fila de árboles. En lo alto de la estructura figuraría una estatua de bronce de Augusto. 

A la izquierda, imagen de una reconstrucción del mausoleo de Augusto, y arriba, vista de lo que queda del mausoleo de Augusto actualmente.


La entrada al mausoleo se encontraba mirando hacia el sur, y se encontraba guardada por dos obeliscos a cada lado siguiendo la tradición egipcia. El interior de la estructura estuvo formado por cinco estructuras concéntricas que se elevaban según se acercaban al centro, lugar donde teóricamente se situó la tumba de Augusto. Siguiendo la tradición helenística, la tumba debía situarse en la parte inferior del edificio y el templo en la parte superior.

El mausoleo de Adriano por otra parte, se ve claramente inspirado por el mausoleo de Adriano. La utilización posterior de este edificio a modo de defensa, en caso de ataques a la ciudad, ha permitido que hoy en día se conserve pero como el Castillo de Sant' Angelo, pero volvamos al contexto original de dicho edificio. Se construyó en la orilla derecha del Tíber, frente al Campo Marzio quedando estos unidos por el Puente Elio, puente construido explícitamente para conectar estos dos lugares. Sobre la base de la estructura se encontraba un enorme tambor circular construido en opus caementicium, sobre el cual se encontraba de nuevo un gran anillo arbolado. Se colocaron diversas esculturas de mármol sobre todo el borde superior de dicho tambor, y una escultura mucho más significativa realizada en bronce y situada en la cúspide del mausoleo, que representaba al emperador Adriano sobre una cuadriga.

Reconstrucción del mausoleo de Adriano.

Espero que esta entrada os haya resultado interesante, pero insisto en que estos dos casos aquí estudiados son muy excepcionales, y que los mausoleos que encontramos en el Imperio Romano son de dimensiones mucho menores, pero hay que recordar la función monumental de estos dos ejemplos aquí estudiados. Por este motivo, dedicaré la próxima entrada al estudio de un mausoleo dentro del contexto de la Península Ibérica.

Pablo Criado Jiménez

BIANCHI BANDINELLI, R. y TORELLI, M. (2010), El arte de la antigüedad clásica. Etrutia-Roma, Madrid, Akal.
BUSALGI, M. (2004), Roma: arte y arquitectura, Könemann.

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