Finalmente,
y para culminar con mi aportación a este blog, me gustaría centrarme en un caso
concreto que podríamos considerar como uno de los elementos más representativos
con respecto al arte funerario romano y al arte funerario en general, y es que
¿quién no ha escuchado hablar alguna vez de la Columna Trajana?
Pues
bien, esta impresionante representación de poder del emperador no destaca solo
por su altura o su bella composición, sino que también constituye una obra
didáctica en toda regla, rasgo representado, entre otros aspectos, por su
localización original en el foro bautizado con su mismo nombre al norte de la
Basílica Ulpia y entre las bibliotecas griega y latina, como podemos ver en la
imagen adjunta al final de esta entrada. Así, esta columna erigida en el año
116 en la ciudad de Roma por el propio emperador nos ofrece una narración
detallada y claramente parcializada sobre las campañas de Trajano en la Dacia
(101-106) , actual Rumanía, consideradas éstas como el último gran momento de
expansión imperial romana.
Antes,
pues, de centrarme en este gran evento concreto, me gustaría ofrecer algunos
aspectos formales y artísticos en cuanto al monumento en sí. Se trata de una
estructura realizada en mármol de carrara que consta de 29 bloques, los cuales
llegan a pesar hasta 77 toneladas, por lo que solo hablando de las técnicas
constructivas que fueron necesarias para elevar dichos bloques hasta una altura
de hasta 38’4 metros sobre el nivel del suelo podríamos ocupar otra entrada
completa. Por otro lado, el friso narrativo en espiral, que decora toda la
superficie de la columna, de 200 metros, y que da 23 veces la vuelta a la misma
parece ser percibido de igual manera con grandes fines artísticos, debido a la
imposibilidad y dificultad de ver con claridad las escenas que se encuentran
representadas ya a una gran altura. Estaba policromada y en la parte superior de la columna solía
ubicarse la estatua del emperador Trajano, que fue sustituida en el siglo XVI
por el Papa Sixto V por una de San Pedro y retiradas las cenizas del emperador
que allí habían permanecido en una urna desde su fallecimiento en el 117 d.C.
Cabe también destacar la escalera interior concebida para subir al mirador
situado en la parte superior, iluminada por pequeñas ventanas que rompen las
imágenes exteriores del bajorrelieve. Además, el hecho de que se eligiese la
forma de columna para este monumento funerario no puede considerarse un asunto
baladí, debido a la gran cantidad de simbología y superstición que viene
asociada a ella como elemento sostenedor del cielo o escalera hacia el mismo,
además, se trataba de un símbolo de poder ejemplificado en el hecho de haber
llevado a cabo un proceso que hiciese a las colinas que la rodeaban tener las
misma altura que la misma y por dominar visualmente la parte inicial de la Vía
Flaminia, que terminaba en el puerto de Rímini, desde donde se zarpó rumbo a la
Dacia.
Todo
el monumento consta de un pedestal con inscripción, el fuste de la columna donde
se desarrolla toda la historia y el capitel dórico. La inscripción del pedestal
nos informa del hecho de que la altura del monumento es igual a la de la colina
que allí solía situarse, todo ello a la altura del viandante, para así
enfatizar la imagen de poder del emperador representada no solo en la columna,
sino en el hecho de haber sido enterrado intramuros, a diferencia del resto del
pueblo romano. En cuanto a los relieves en sí, se trata de un trabajo de talla
de una gran calidad, posiblemente obra de varios artistas, en el que se
muestra, como ya señalé anteriormente, la campaña del emperador en la Dacia,
campaña durante la cual el mismo se enfrentó contra el rey Decébalo y su
séquito compuesto también por caballeros partos. Otro tema a destacar es el de
la presencia de mujeres dacias en la narración vejando y torturando a romanos,
lo que indica que éstas debieron de ser muy temidas entre los ejércitos, mientras que no se advierte la presencia de ninguna
mujer romana, como era lo habitual en las representaciones de arte bélico
romano. En cuanto al emperador en sí, supongo que queda claro que aparece
representado en cada uno de los momentos de esta guerra, como queriendo hacer
ver que todo ello no habría podido ocurrir si él no hubiese estado ahí, a fin
de cuentas ¿quién es más importante que el emperador? Por otro lado, como
cabría esperar, los modelos son puros estereotipos, véase las representaciones
de los dacios y los partos, semidesnudos y con armas rudimentarias y
construcciones endebles en madera en comparación con los fuertes y bien dispuestos
romanos con sus grandes murallas, al fin y al cabo, se trataba de mostrar un
Imperio fuerte y de mostrar que esas personas necesitaban ser civilizadas,
entrando aquí el término de “romanización”.
Pues
bien, podríamos describir toda la historia que ha quedado plasmada en las placas
de mármol y en los numerosos moldes que se han sacado de las mismas, pero yo
diría que eso requeriría un blog entero y aún así no se podrían tratar todos
los aspectos que tanto han fascinado a la gente de todas las épocas, ya que
sino este impresionante monumento funerario no habría llegado hasta nuestros
días, ni se habría extendido tanto el modelo de columna para conmemorar
victorias alrededor del mundo, basta con ir a Barcelona por ejemplo, y mirar el
Monumento a Colón. Por lo que he aquí el final, cabiendo solo añadir que ojalá
podamos seguir contemplando esta maravillosa obra romana por otros miles de
años más.
Andrea Lomillos Guardia
Columna Trajana
Mapa en el que se muestra la ubicación original del monumento
Detalle en el que se representa a unos dacios mostrando las cabezas cortadas de unos generales romanos
Bibliografía:
-BANDINELLI, B., "La Columna Trajana, documento artístico y documento político (o de la libertad del artista)" en Del Helenismo a la Edad Media, pp. 113-127, Madrid: Akal, 1981.
-LANCASTER, D., "Building Trajan's Column" en Classic Department, Ohio : hio University Press, 2012.
-TOYNBEE, J., Death and burial in the Roman World, London: Thames & Hudson, 1971.
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