Como primera entrada para este blog me gustaría centrarme en la estatuaria funeraria de época Iberorromana, ya que, personalmente, me parece un tema muy curioso en el que no se ha indagado demasiado, y del que tenemos diversos exponentes repartidos por la Península.

¿Por qué tan especial? Bueno, diría que ésta es el resultado de lo que podríamos llamar “renovación ideológica” del ritual funerario  como fruto de un proceso de romanización temprano que vino de manos de grupos humanos procedentes del norte de Italia entre el 75 a.C y el cambio de Era; es decir, que la primera romanización coincide con la renovación de estas representaciones. Pero no se trató de una renovación completa y absoluta, al menos en lo que a técnicas escultóricas se refiere, puesto que encontramos diversas similitudes entre este estatuario al que me refiero y esculturas plenamente íberas, que podemos observar, en su mayoría, en los leones, cuya representación estuvo tan extendida en ambos periodos. Así, como podemos observar en estas fotografías, se trata de leones con una cabeza de gran tamaño en comparación con el resto del cuerpo, talladas en caliza local y melena como elemento significativo del conjunto, cosa no tan común en las esculturas realizadas antes de esta toma de contacto con grupos de personas procedentes de Italia y que si coincide con algunos aparecidos en Italia con cronologías que oscilan entre César y Augusto.

Por otro lado, cabe destacar también dos hechos importantes relacionados con la aparición de este tipo de esculturas: uno, que las estatuas habían desaparecido del exterior de las tumbas ibéricas desde finales del siglo IV a.C (lo que no quiere decir que no hubiesen existido antes, véase la famosa leona de Baena), y, que los famosos exvotos ibéricos, como aquellos de bronce que tanto me llamaron la atención cuando visité el Museo Arqueológico Nacional por primera vez, no contemplan la representación de animales.

Así, de entre toda la estatuaria funeraria Iberorromana me gustaría insistir brevemente en los leones asociados a cabezas humanas, que son los que personalmente más me han llamado la atención. A primera vista puede parecer, como podréis comprobar en cualquiera de las fotografías adjuntas,  que esta cabeza se muestra bajo las fauces del león como si de una presa se tratase, pero, realmente, si vamos más allá y seguimos líneas de investigación como las de la profesora Aranegui de la Universidad de Valencia, veremos que esta posición puede interpretarse igualmente como protectora, al tratarse de un animal tan fuerte y feroz como el león y al situarse estas cabezas amablemente bajo las patas del mismo; una imagen que evoca defensa en el camino al más allá y que podríamos comparar con los ángeles que aparecen con frecuencia en nuestros cementerios contemporáneos. Por otro lado, y en cuanto a la cabeza se refiere, podemos encontrar más rasgos típicos de la escultura íbera, como  en el denominado León de Bienservida (bien es verdad que hay discrepancias sobre el hecho de si esta pieza es plenamente íbera o iberorromana)  o de la romana, como en el Oso de Porcuna, pero también es cierto que no hace tanto que se ha comenzado a contemplar el posible sincretismo de ambas culturas en este tipo de esculturas funerarias, con lo que todavía queda mucho camino por recorrer a la hora de responder a las numerosas dudas que se nos crean con respecto a los rituales funerarios debidos al cambio de mentalidad.

Andrea Lomillos Guardia

Bibliografía:

- Aranegui Gascó, C 2004, "Leones funerarios romanos de época iberorromana. La serie asociada a cabezas humanas" en IV Reunión sobre escultura romana de Hispania. Lisboa, 7-9 febrero 2002, Madrid, pp 213-227.
-Rodríguez Oliva, P 2001-2002, "Sobre las esculturas ibéricas e ibero-romanas de los territorios malacitanos" en Anales de Prehistoria y Arqueología 16-17,Murcia, pp 301-320.


  León de Bienservida                                                        Oso de Porcuna

Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Muy interesante artículo y aún más interesante la doble lectura de la iconografía del león y la cabeza, por un lado como cazador-presa y, por otro, como protector-protegido. Muchas gracias por compartirlo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti por interesarte, es un tema muy curioso y sorprendentemente poco tratado. ¡Saludos!

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog